Los ucevistas hacen malabares para afrontar la crisis

La crisis presupuestaria de la UCV, unida a la crisis económica, social y política venezolana, ha agudizado los problemas universitarios. La inflación, la escasez y los bajos salarios hace que profesores, estudiantes, empleados y obreros busquen subsistir recurriendo a alternativas como la venta informal y la oferta particular de servicios. Los estudiantes buscan otras salidas yéndose al campo laboral o emigrando del país, causando el índice de deserción estudiantil más alto de la historia ucevista. Paralelamente, la inseguridad cambia la dinámica interna, convirtiendo al campus casi en un desierto en horas nocturnas.

Por: Iván Sandoval


Si hay una institución sensible a lo que ocurre en nuestro país es la Universidad Central de Venezuela (UCV). Ese pequeño país utópico y a la vez crudamente realista donde conviven todos los ámbitos de la sociedad, está a punto de cumplir 300 años y aún se empeña en mantener sus principios más allá de las condiciones políticas y económicas adversas.

La infinidad de problemas que tiene la universidad ya es algo sabido por todos, por lo que no se va a ahondar mucho al respecto. El propósito, a través de este trabajo, es dar a conocer las estrategias que están empleando los distintos sectores que la conforman para sobrellevar la terrible coyuntura que afronta el país.

Dividirse para abarcar más

Vicerrector Administrativo de la UCV, Bernardo Méndez (Foto: DICUCV)
Casi como una exhalación, la primera palabra que sale de la boca de Bernardo Méndez, vicerrector administrativo de la UCV, es “sobreviviendo”, para resumir, de alguna manera, la situación que atraviesa la universidad. 

Méndez explica que los gastos de la institución se han quintuplicado y que los recursos entregados por el gobierno nacional como parte del presupuesto 2017 sólo alcanzarán hasta junio.

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Para afrontar este problema el vicerrector señala que han utilizado una estrategia de “dispersión”, en la que cada facultad y cada sector de la UCV “busca recursos por su cuenta”. Como ejemplo de ello expone una ayuda económica que otorgó el viceministro de educación, Humberto González, directamente a los decanos tras reunirse con ellos.

Méndez añade que otras de las estrategias que está utilizando la universidad para proveerse de los recursos necesarios para su funcionamiento es la realización de postgrados y cursos, además del alquiler de espacios como el Aula Magna y la Zona Rental.

Resalta que “en teoría la UCV posee una gran capacidad de generar recursos, pero la misma no puede ser aprovechada a plenitud por las condiciones políticas imperantes en el país, pues buscan minimizar el accionar de la universidad”.

Como ejemplo de ello coloca la situación de la Zona Rental, espacios donde la UCV había planificado desarrollar proyectos de gran envergadura, los cuales fueron suspendidos ante la incertidumbre que se cierne sobre las construcciones privadas. 

Vendiendo lo que sea  

Imagen referencial de Internet

La inseguridad y la necesidad de producir dinero para subsistir parece poner en riesgo el ocio estudiantil. Ese que -dentro y fuera del claustro educativo- no es ocio en realidad, sino  experimentar a plenitud la vida universitaria para descubrir, leer, interactuar, discutir y en fin, aprender. 

No hay que ser un gran observador ni realizar un estudio de campo para darse cuenta que la dinámica de la universidad ha cambiado drásticamente, sobre todo cuando cae el sol. Donde antes había charlas animadas acompañadas de un café, ahora hay estudiantes que huyen de la universidad mirando su reloj; donde antes había salones abarrotados ahora hay profesores esperando que llegue un puñado de estudiantes para  poder dar clases.

Celeste Pérez, coordinadora de Asuntos Internos de la Secretaría General de la UCV, explica que ante la crisis económica que afronta el país a los estudiantes no les ha quedado otra opción que buscar trabajos de medio tiempo y fines de semana.



Y aquellos que no han podido conseguir un empleo, agrega, han optado por vender cualquier cosa en los pasillos y salones de sus escuelas, como chucherías y tortas.

Pérez resalta que al inicio del presente período académico la universidad presentó el porcentaje de deserción más grande de su historia (30%), debido según ella a los dos problemas más graves que enfrentan los estudiantes: la necesidad de manutención y la inseguridad.

Este último problema es obvio, según la coordinadora, cuando se observa lo vacío que se encuentran los turnos nocturnos. “Antes, las últimas clases de la noche terminaban a las 10 pm y ahora culminan a las 6:30 porque a la gente le da miedo caminar tarde por la universidad”. 

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Siguiendo la filosofía de Eudomar Santos


Con la premisa en mente de que si se tiene salud todo lo demás es posible, los distintos sectores que conforman la UCV se han enfocado primordialmente en intentar mantener sus seguros médicos ante la difícil coyuntura que atraviesa el país. 

El pasado 28 de diciembre el gobierno nacional sustituyó de golpe lo que durante más de 30 años fue uno de los mayores orgullos de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv): El Sistema de Atención Médico Hospitalaria Integral (SAMHOI).

Tulio Olmos, vicepresidente de  Apucv



Desde ese día, el Ejecutivo ordenó que el plan de salud básico de todos los trabajadores de la universidad pasara a Seguros Horizonte.

Para Tulio Olmos, vicepresidente de la Apucv, esto representa un enorme retroceso, ya que según él, el SAMHOI prestaba un servicio muy eficiente y tenía una excelente relación con las clínicas afiliadas, gracias a convenios como ‘pronto pago’. 

“Nuestro sistema tiene un gran prestigio. Con solo nombrar el SAMHOI te daban acceso de inmediato”.

Entre muchas de las razones para rechazar este cambio, Olmos resalta que las clínicas afiliadas a Seguros Horizonte no trabajan con el SAMHOI. Agrega desconocer las razones detrás de esta decisión,  pero suponen que una de ellas pudiera ser el hecho de que el 95% de esta compañía pertenece al Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ipsfa).  

El vicepresidente de la Apucv señaló que durante los últimos siete años el presupuesto de la universidad ha sido afectado por lo que ellos denominan como “las tres R”: Reconducido, redefinido y repetido, es decir, vienen recibiendo los mismos fondos en ese período de tiempo.


Olmos comenta que ahora el gobierno inventó una nueva modalidad para la solicitud de recursos a la que llaman ‘maquetas’, que según explica, no es más que una carpeta que debe entregar mensualmente la universidad para pedir el dinero necesario para pagar la nómina, lo cual imposibilita cualquier tipo de planificación.

El directivo de la Apucv recalca que además del SAMHOI, la Asociación ha logrado beneficios importantes, no sólo para los profesores, sino para todos sus afiliados, como la jubilación de los mismos, el derecho a que sus hijos opten por cupos en la universidad después de 15 años de trabajo; el subsidio de la educación primaria y secundaria, dos bonos al año por buen rendimiento y la posibilidad de contar con una extensión del seguro médico de hasta 6 millones de bolívares.

Para mantener estos beneficios Tulio Olmos indicó que buscarán alternativas de financiamiento alternas, junto a la UCV y los demás gremios, y revisarán los cánones de arrendamiento de los locales comerciales que poseen.
    

Dejar la política en segundo plano

Carlos Suárez, presidente de SUTRA-UCV
A diferencia del resto de los sectores de la UCV, que responsabilizan fundamentalmente al Ejecutivo Nacional de la crisis económica que atraviesa la institución, Carlos Suárez, presidente de Sutra, sindicato de obreros de la universidad, considera que el problema radica sobre todo en la mala administración de la institución.

Suárez señala que la situación del sector, que agrupa a 2 800 afiliados, es realmente grave.  “El sueldo es hambreador y sólo tenemos 200 000 bolívares de cobertura, cuando tenemos compañeros que han sufrido accidentes que han requerido gastos médicos de hasta cinco millones de bolívares”.

Ante esta situación, el presidente de Sutra comentó que han logrado algunas alianzas con el gobierno, como la organización de ferias de alimentos subsidiados. Igualmente esperan aprobar al menos el 70% de la tercera normativa laboral, cuya discusión ya lleva un año de retraso.

Eduardo Sánchez, presidente de SINATRA-UCV
Por su parte, Eduardo Sánchez, directivo del Sindicato de Trabajadores Universitarios (SINATRA) indicó que en enero 2017 presentaron una propuesta que consiste  en iniciar los cálculos del tabulador salarial a partir de seis salarios mínimos, lo que representa un monto de  263 000 bolívares. 

“La nueva propuesta de contrato colectivo es un consenso entre los distintos sectores de trabajadores universitarios a nivel nacional. No es un invento, ni un sueño, es nuestro justo derecho a tener una vida digna”, expresó Sánchez, al mismo tiempo que realiza un llamado a la unidad de empleados y obreros y a incorporarse a la lucha activa.

En cuanto al tema de la salud, esperan poder ampliar de manera significativa la cobertura actual. Mientras tanto, comentó Suárez, el ministro les informó que disponía de un “pote” con Bs. 1 800 000 para eventualidades médicas del sector, pero agregó que en realidad “no saben cómo se va a manejar eso”.  

A modo de reflexión final sobre el tema, el dirigente de Sutra explica que este problema “debe ser abordado en conjunto. La política debe pasar a un segundo plano. En vez de sancionarnos, deberían elogiarnos, porque hacemos nuestro trabajo por amor a la universidad”.  



Sorteando perversiones naturales

Angel García Buttó, secretario general de Apufat

La Asociación de Profesionales Universitarios (Apufat), el mayor sindicato de profesionales de la UCV que agrupa a 1 400 afiliados, ha apostado gran parte de sus esfuerzos a garantizar el derecho a la salud de todos sus miembros.

Angel García Buttó, secretario general, expresó que  -además del plan de salud básico que ofrece la universidad- tienen diez años ofreciendo un seguro privado colectivo. Asimismo, señaló que cuentan con una cobertura de exceso y actualmente están en la búsqueda de una póliza que incluya servicio funerario.    

García comenta que aún no tienen fecha para iniciar la discusión del Tercer Convenio Colectivo, donde esperan poder avanzar un poco en las reivindicaciones de sus beneficios aunque no es muy optimista al respecto. Afirma que desde hace años existen perversiones naturales con la tabla salarial que no entienden, como el hecho de que una profesión reciba más dinero que otra.

Indicó que a su parecer el concepto de sueldo mínimo debería emplearse para los estudiantes y considera que un profesional debería, al menos, ganar 600 000  bolívares netos mensuales, para sobrellevar la grave coyuntura económica que están padeciendo los venezolanos.

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